jueves, 20 de diciembre de 2012

Princesa sapo navideña

A mi me encantan los regalos, me encanta darlos y me encanta recibirlos.
Me gusta la Navidad porque, entre otras cosas, es una época del año en la que le dedico tiempo y esfuerzo (y algo de dinero, por supuesto) a la labor de regalar a la gente que quiero; y escribo sobre ello por una sencilla razón: creo que se malentiende, en esta era del consumismo y las tarjetas de crédito,  qué significa regalar, por qué el acto de regalar algo tiene valor, cual es su valor, por qué lo hacemos.
Regalarle algo a alguien es un ejercicio de desprendimiento, pero no solo económico,  no vale por la cantidad de dinero que se gasta en el regalo; es un ejercicio de desprendimiento del ego también. Para hacer un buen regalo, un regalo que realmente le va a gustar al "regalado", hay que ponerse en su lugar, hay que pensar por un instante (o varios) en esa persona, en sus gustos (que no son los propios) en su manera de vivir (que no es la propia), en sus características; hay que saber equilibrar las preferencias de uno con las del otro, y finalmente hay que añadir a esa reflexión un poco de cariño y de interés  para que el regalo también aporte eso, así, aquello que regalamos no solo es algo que a esa persona le gustaría sino también aquello que creemos que la hará feliz, desde nuestro punto de vista. Tomarse esos momentos para pensar en un regalo es el regalo. Dedicarle unos segundos a pensar en otro, eso es un regalo para uno mismo.
El acto de regalar tiene un aspecto ritual, y por tanto debe ser tratado con respeto y debe cuidarse.
En los últimos días he estado en tres lugares distintos para comprar regalos, El centro comercial Jockey Plaza, La feria barranquina al lado del chifa Unión, la expo - venta organizada por el Ministerio de Cultura Ruraq Maki. Cada uno de estos lugares determinaba la experiencia de comprar, y por tanto determinaba también el carácter del regalo, el vínculo que tendré con la persona a quien entregaré ese regalo, y además mi humor del día. Comprar regalos en una feria de artesanía peruana,  realmente estas comprando mucho más que un objeto, regalas historia, contenido, un pedacito chiquito de identidad y la sensación que te queda de pasear por esa feria es de placer y armonía  En una feria de diseñadores jóvenes y menos tradicionales como las ferias que se realizan en barranco, la sensación es más acelerada, más "cool" y sin embargo no carece de gracia, la mayoría de los productos tienen también su carácter artesanal, personal, le llaman "de diseño" y "alternativo", yo reconozco la herencia de los artesanos de la otra feria, me gusta pensar que somos eso, un país creativo, artístico  de muchos colores. Y luego está la experiencia de comprar en las tiendas de marca, en los centros comerciales de plástico  A mi no me gusta eso, a veces lo hago, porque, bueno, donde voy a encontrar el par de zapatos que le aguanten a L todo el verano, pero salgo de ahí "exprimida" y un poco vacía, no siento que he adquirido algo, todo lo contrario, siento que me han quitado, un poco de paz, un poco de belleza, y un montón de plata.
Varias veces, varios años, he optado por hacer mis regalos, y ante el "mejor no regalemos nada" de mi familia he dicho "Yo quiero regalar, déjenme regalar" y hago alfajores, o canastas de papel mache, o móviles  o lo que sea, igual siento que realizo el ritual, pienso en cada uno de ellos mientras preparo el regalo, mientras envuelvo el regalo, mientras transporto el regalo, y cuando abren el regalo y les gusta el regalo, yo soy bastante feliz.
Así que: Es Navidad, Regalemos!, regalemos una carta, un dibujo, unas palabras en una botella tapada con un corcho, salgamos a buscar algo que nos haga pensar en la gente que queremos, y si le tememos al fin del mundo pues no salgamos, regalemos una botella de agua y un paquete de galletas de soda y llamémosle kit de supervivencia navideño, regalemos un abrazo y un beso, bien preparado y con nombre propio. Regalemos el tiempo que nos toma pensar en el regalo y pongámosle una tarjeta de mi para ti. Sin estres, sin angustia y sin problemas. Sin esperar nada a cambio. Solo por el placer de ver a otro feliz. GRACIAS!

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