domingo, 25 de noviembre de 2012

Seis colores

La razón: Aquél mecanismo por el cual captamos las cosas y las hacemos "entendibles", manejables. Las nombramos y así, las categorizamos. Las despojamos de sus propiedades mágicas  Porque en realidad TODO es mágico  todo es mutante, todo es al mismo tiempo: pasado y futuro, bueno y malo, dos (o miles de) caras de la moneda.TODO contiene TODO.
La intuición: La capacidad innegable e irrenunciable del ser humano de percibir esa mágia en TODO. La sensación innegable de pertenencia y permanencia con respecto a ese TODO. La corriente de energía interna que relacionamos con los pálpitos, con las sensaciones, con los sentimientos.
El ser humano: El continente de estas dos fuerzas. El catalizador de TODO. El que elige, consciente o inconscientemente, si será motivado por la razón, si será motivado por la intuición;  si será capaz de aprovechar ambas, ya que las posee y de esa manera accionar en el universo de manera equilibrada, fluida, feliz.
F arma un cubo Rubik y trata de batir su propio récord. 1 minuto y 20 segundos.
La pasión por el reto lo ha llevado a aprender fórmulas, logaritmos, una racionalización compleja de leyes físicas que yo, francamente, no entiendo. Su Razón esta funcionando a mil por segundo, su cerebro racional lleva el timón. Es un ser de hemisferio izquierdo, analítico, secuencial, lógico y convergente.
O no?
Mientras le tomo el tiempo lo observo, todo su cuerpo está conectado, su concentración no es únicamente cerebral, su respiración, sus manos y su corazón se mueven rítmicamente pero sin una secuencia lógica,  su cabeza baila de un lado a otro, buscando con la mirada el angulo que va a atacar a continuación. Sus ojos brillan, el motor de todo este movimiento, de toda esta energía, no está bajo control, no es la razón, es algo más grande y más poderoso.
Dentro de las reglas de su juego F deja fluir ambas fuerzas. No las observa, no las juzga, las deja ser... Dentro de las reglas de su juego. Tres intentos más... 1 minuto y....

miércoles, 7 de noviembre de 2012

reflexiones de una princesa - sapo

Había una vez en un lejano país..
el bueno le gana al malo...
 y vivieron felices para siempre.

Y qué pasa cuando no es un "lejano país" sino aquí mismo, cuando no "había una vez" sino ahora?
Y cuando los buenos no son solo buenos? y los malos no son solo malos?
Pasa que nos perdemos, nos confundimos, no somos capaces de grandes hazañas porque nuestras motivaciones no están claras y por supuesto no nos ganamos el "felices para siempre"

Creer, tener fe, confiar...
En los cuentos infantiles, sobretodo en las versiones "edulcoradas" a las que estamos acostumbrados, los personajes son unidimensionales, personifican valores y resultan fáciles de identificar. Creemos en ellos. En las telenovelas, sobre todo las más básicas, en las películas "fáciles" pasa lo mismo, por eso son "fáciles" no hay mucho que pensar. Pasa en los deportes, cuando nos reconocemos hinchas de algo. Cada vez que nos volvemos fanáticos de cualquier cosa, es porque somos capaces de poner toda nuestra fe en ese algo, ese algo representa un absoluto, no nos cuestiona moralmente, no nos hace "trabajar" en discernir sus evoluciones, sus implicancias. No nos enfrentamos a la cualidad humana de ese algo, porque lo humano evoluciona, cambia y se transforma, el valor absoluto, no.
¿Qué peligro moral puede haber en decir que la comida peruana es la mejor, más allá de alguna discusión purista sobre recursos gastronómicos?
El verdadero riesgo de apostar por algo, por una empresa o dinámica humana, es que esta cambia, que evoluciona y que no será siempre aquello que nos convocó inicialmente. Volverse fanático,  hincha, creyente de algo que no siempre será lo mismo es casi imposible y seguramente insano.
Entonces por qué nos arriesgamos a creer?
Qué impulso nos lleva a creer en alguna empresa evidentemente humana, o más directamente qué nos hace creer en alguien?  De dónde sale la confianza que ponemos en un político cuando votamos por el/ella convencidos hasta la médula de que finalmente generará un cambio. De dónde sale la confianza que ponemos en determinados lideres de opinión, figuras publicas, seres mediáticos si una y otra vez nos demuestran que son seres humanos igual de volubles y cambiantes que nosotros. Como logramos confiar en alguien? en quien sea, para lo que sea?
Es muy fácil creer en DIOS porque DIOS es perfecto
Es bien fácil creer en el bueno, el heroe, el noble..... Solo que el bueno no existe
Y seguimos buscando confiar en aquellos que sí existen.
Porque nos identificamos con esa búsqueda de la permanencia?
Porque no entendemos la vida como un absoluto sino como una serie de momentos, absolutos en si mismos, que unidos unos a otros hacen el transcurrir del tiempo; y en cada uno de estos momentos podemos estar absolutamente seguros que el bueno es bueno y el malo es malo a pesar de que en el momento siguiente eso pueda cambiar?
Porque nacemos con la capacidad de depositar esperanzas y fe ciega en lo imperfecto, en lo relativo, en nosotros mismos?
O quizás porque creemos que en algún lugar en algún momento esta vieja tierra que transitamos se convertirá en un lejano país...